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Megalitos de artxanda
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Megalitos de artxanda

Para poder imaginar a los primeros bilbainos, debemos mirar hacia uno de los dos montes que delimitan Bilbao: Artxanda.

Desde Santo Domingo hasta la cumbre de Ganguren, las personas que vivieron aquí hace unos 5.000 años nos dejaron dólmenes cubiertos por montículos, en concreto, cinco tumbas megalíticas. 

Los sepulcros de Artxanda son montículos, montones de piedra y tierra. Tienen alrededor de un metro y medio de altura y diámetros de entre ocho y catorce metros. Al parecer, en el centro colocaban una cámara hecha de piedras planas. Las piedras, colocadas en posición vertical, se apoyaban entre sí, formando un cuadrado. Esta cámara estaba escondida bajo tierra y piedras, y los arqueólogos creen que este era el lugar donde se depositaba a los difuntos. 

Las excavaciones que se hicieron en los dólmenes han descubierto material cultural. Por ejemplo, se encontraron unas 50 herramientas. Juguetes, puntas de flecha de alas pequeñas, raspadores y microlitos geométricos, entre otros. También se encontraron elementos ornamentales como fragmentos de collares y un colgante de piedra verde.

Tras las excavaciones, se trató de dar su aspecto original a los dólmenes y las acordonaron para protegerlos. Sin embargo, hemos mostrado poco respeto por nuestra herencia. Ahora están desmantelados y distorsionados, y los han atacado varias veces. Mientras investigaban uno de ellos en 1992, alguien entró y atacó una de las piedras. Además, con la intención de plantar pinos, hace unos 30 años se introdujeron excavadoras en la zona. Como resultado, el lugar resultó severamente dañado y distorsionado.

Estos son los restos humanos más antiguos de Bilbao. Según algunos historiadores, fue entonces cuando se comenzó a asociar a las personas con lugares específicos, y como resultado, nació el concepto de «territorialidad». Por tanto, fueron las primeras mujeres y hombres que se sintieron apegados a lo que hoy llamamos Bilbao.

LAS FOTOS DE CHARITO

La fotografía nace como un medio de reproducción de la realidad y por ello es testimonio fiel de una época. Antes de convertirse en una profesión o en un medio propio de expresión artística, la fotografía se ejerció por personas aficionadas a experimentar con este nuevo invento. 

El desdén sobre las siguientes fotografías, ahora preciosas, ha originado la pérdida de la mayoría de las copias y negativos de esa época. 

A Rosario Jauregui, Charito para los de casa, portera que fue hasta su jubilación del número 6 de la calle de la Estufa, ahora nº5 de Viuda de Epalza, es a quien se debe todo el mérito de estas fotografías. Mas o menos a finales de la década de los cuarenta o principios de los cincuenta, Charo los rescató de entre los trastos desechados dejados para el trapero por unos probables familiares del desconocido autor, del que desde luego no habían heredado el cariño por Bilbao que todas estas fotos testimonian. Las guardó con mimo, y en 1979 decidió sacarlas a la luz entregándolas bien ordenaditas en una caja de galletas. Trató de darlas a conocer públicamente varias veces con el patrocinio de alguna institución, pero solo hubo un interesado que habría comprado algunas de ellas por 500 pesetas. Permanecieron de armario en armario hasta seis años después, cuando en 1985 las 66 imágenes se mostraron en el museo de Bellas Artes de Bilbao para tratar de llamar la atención sobre estos aspectos del inicio de la fotografía referidos a nuestro particular entorno. Del autor solo se puede deducir que era miembro de la alta sociedad bilbaína y que fue un excepcional cronista de la misma.

SIRGUERAS, CLAVETERAS Y AÑAS 

A continuación, expondremos tres ejemplos de trabajos históricos a manos de mujeres en Bilbao:

La Ría de Bilbao contaba a finales del siglo XIX con 14 kilómetros hábiles de muelles y diques desde el Abra en su desembocadura hasta el Arenal bilbaíno. Desde Olabeaga, trabajaban las sirgueras, una cuadrilla de mujeres, de dos a cuatro, que arrastraban en hilera las gabarras mediante unas maromas que llevaban ceñidas al cuerpo con un tirante. Todo este esfuerzo era necesario porque todos los barcos no podían ascender por el cauce de la ria y por ello se pasaba la mercancía a gabarras, que si podían subir el curso de la ría. Este trabajo eran de una gran crudeza y dureza. Se denunció en varias ocasiones que lo realizasen mujeres, que siempre eran pertenecientes a las clases mas bajas de la sociedad. 

Hay constancias documentales de que cada vez que ocurría un desastre en la villa, como sus abundantes inundaciones o aguaduchus, se contaba con abundante mano de obra para la reconstrucción de lo que se hubiese destrozado, sobre todo en labores de desescombro y limpieza, y a veces de construcción. Por la realización de estos trabajos los hombres solían recibir algún dinero y las mujeres no. Muchas de ellas trabajaban de claveteras, reforzando edificios.

Las añas trabajaban para la gente adinerada. Las hubo de dos tipos: añas frescas, que daban leche a la par de cuidar de los niños; y las añas secas, que sólo se dedicaban al cuidado de las criaturas. El tener una aña indicaba que la familia era de un elevado estatus y así lo demostraban con las ropas que ellas llevaban a modo de uniforme, llenas de lazos, rasos puntillas y cintas vistosas, o los carros en los que paseaban a los niños. 

BARRIOS DESAPARECIDOS

En el lugar donde hoy se encuentra Bilbao, hasta hace 130 años se encontraba la ciudad de Bilbao y tres localidades vecinas: Deusto, Abando y Begoña. Pero algunos de los nombres de barrios que han estado en la zona, han desaparecido. Hoy en día, pocas personas saben de la existencia de barrios como Goierri, Bekoerrri, Ogena y Goiri. 

Comenzaremos en Deusto. Antiguamente, el barrio se llamaba Goierri, pero no era un lugar físico, sino una forma de llamar a una zona asociada al mundo del caserío. Hoy es un nombre utilizado por un grupo de danza local. Y lo que no era Deusto, era el puerto y Bekoerri, Olabeaga desde el siglo XVI.

En Ogena, en el siglo XVI se ubicaron los famosos astilleros de Deusto, cuna de los galeones más avanzados de la época. De hecho, los habitantes de Deusto le llamaban así a los terrenos donde solían trabajar secano para la agricultura junto al río. Pero el nombre Ogena se ha olvidado y hoy le llamamos Botica Vieja, por la casa Botica construida allí en el s XVIII. 

Por úlimo, el barrio Goiri era el lugar donde hoy en día se ubica Arangoiti, un territorio que nació de la clase trabajadora en la segunda mitad del s. XX. Su nombre proviene de un caserío, de un baserri. El nombre de los caseríos en la cultura vasca es tan importante que a las familias se les reconocía por el nombre de su baserri, no de su apellido. 

EL “NUEVO MANHATTAN”

La gran parte de la isla de Zorrotzaurre está ocupada con parcelas y edificios en ruinas, pero también por talleres a pleno funcionamiento y barrios de vecinos asentados allí desde hace cientos de años.

El proyecto presentado por Zaha Hadid en 2004 fue el elegido para convertir esta actual península de Bilbao, en lo que algunos se han aventurado en llamar el Manhattan bilbaíno y que consiste en liberar todo el barrio de los usos existentes. Junto a ella trabajarán dos arquitectos locales: Iñaki Peña y Antón Aguirregoitia.  Tienen pensado crear dos distritos definidos por la densidad constructiva y los usos de los espacios. 

En el primero de ellos, se concentra el mayor número de edificios, espacio dedicado a viviendas y oficinas.  El segundo distrito es el considerado el de la unión entre el pasado y el futuro, con gran protagonismo de la conservación de los edificios industriales más interesantes con uso de talleres, estudios y aulas. Se incluye también en este distrito la Iglesia de San Pablo. En un primer momento, Zorrotzaurre se convertiría en una isla comunicada con el resto de Bilbao mediante unos diez puentes, pero finalmente serán únicamente tres.

Con este Masterplan, Zorrotzaurre trata de convertirse en referencia de la nueva arquitectura en armonía con lo ya edificado, referencia para los negocios y las nuevas oportunidades, y como lugar de referencia para la cultura y el ocio. 

Pero desde la presentación del proyecto, han pasado casi diez años. La realidad económica no es la misma, y las insistentes quejas y nuevas propuestas llevadas a cabo por las asociaciones de vecinas y vecinos, han tenido cierta influencia para provocar la revisión del “Nuevo manhattan”. 

ALMACENES AMANN

Un edificio que hoy en día pasa inadvertido para los ojos de los bilbaínos, fue durante muchos años acogedor del gran centro comercial de Bilbao. Fue fundado por Emiliano Amann Palme, nacido en Bilbao el 22 de mayo de 1822. Los Almacenes Amann proveyeron a la población de todos los elementos necesarios para el hogar. También eran famosas sus campañas de márketing, y sus escaparates de Belosticalle estaban en boca de todos. 

Pero ninguna campaña de promoción, y fueron muchas las que hubo, alcanzó el reclamo que la emprendida el 15 de febrero de 1905. A las tres de la tarde de aquel día se colocó un cirio en mitad de las instalaciones. En la calle se hacía imposible dar un paso y la gente se estrujaba ante el escaparate donde se había instalado la gruesa bujía de cera. ¿Cuál era el motivo por el que estaba allí? Pronto se sabría. De momento, la policía tuvo necesidad de intervenir varias veces para poner orden entre el gentío que obstruía el paso, ya que no bajarían de mil las personas congregadas. 

Muchas de ellas tenían alguna idea de lo que iba a suceder. A la hora citada, y a los acordes de un pasodoble interpretado por una banda musical, el niño Eduardito Amann, hijo menor de don Juan, dueño del establecimiento, procedía a encender la candela, mientras que de todas las ventanas del edificio caía sobre la multitud una lluvia de confeti. El espectáculo resultó animado y sorprendente. Durante toda la tarde, ante la vela encendida desfilaron centenares de personas tratando de adivinar durante cuánto tiempo permanecería la cera sin que pereciera la llama. Porque, sí, éste era el objeto de la prueba: saber el tiempo que el fuego permanecería sin extinguirse. Tuvieron que pasar ocho días hasta que llegó el momento de saber quién sería el ganador de la apuesta. 

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