Durante la inundación del 1983, todo Bilbao sufrió las consecuencias de esta catástrofe, algo que todavía ocupa la mente de muchos bilbaínos que en aquel momento la sufrieron. Una curiosa anécdota cuenta que a la altura del paso de cebra entre la iglesia de San Nicolás y el Arenal, apareció un auto Land Rover dado la vuelta en el arenal. El dueño del coche, Vicente, tenía un bar en la calle Barrenkale número 4, calle donde solía aparcarlo normalmente. Éste, cuando vio la fuerza con la que llovía, que el agua iba subiendo y empezaban a poner sacos terreros a la altura de la ría para evitar la inundación, decidió meter el coche en el cantón entre barrenkale y carnicería vieja, ya que él había visto que la fuerza del agua en aquel momento iba únicamente por las calles principales y lineales y pensó que en un cantón, típico de las siete calles, no iba a pasarle nada. También le puso una cadena anclando la ventana del automóvil a una de las bajantes. Al día siguiente, como se puede observar en la imagen, apareció al lado del kiosko del Arenal, dado la vuelta, habiendo evitado la mayoría de edificios de la parte vieja sin casi un rasguño curso de obstáculo inflável.