Bilbao es una noble villa, y no, no lo digo por fardar (que es lo nuestro, ya sabemos 😊), ese es el auténtico título que ostenta nuestra localidad, una noble villa con muchísima historia.
No obstante, como en toda ciudad, pueblo o región, siempre hay acontecimientos que han marcado su desarrollo más que otros. Estos son los más importantes que hicieron de nuestra villa lo que es hoy en día.
Fundación de la villa y condición de Puerto Franco
El primer acontecimiento tiene que ser la fundación, por supuesto, ya que la historia del Bilbao que conocemos realmente empieza a contar a partir del 1300.
Fue el año en el cual Don Diego López de Haro, Señor de Vizcaya entonces, fundó la ciudad como villa. Además, 10 años después, su sobrina, Doña María López de Haro (ejerciendo de Señora de Vizcaya) le concedió algo aun más preciado, ventajas fiscales, la condición de puerto franco, lo que supuso un comercio absolutamente libre de aduanas e impuestos en la ciudad. Estos dos acontecimientos decidieron y marcaron el devenir de Bilbao, convirtiéndola en un próspero puerto comercial con privilegios, llegando a tener su propio consulado en Flandes.
La Matxinada de las aduanas de 1718
La matxinada aduanas de 1718 fue la mayor revuelta o protesta de la que se tiene constancia en nuestra ciudad.
En 1717, el rey Felipe V decidió por real decreto que las aduanas vascas se trasladarían de vuelta a Bilbao, quitándoles a los bilbaínos los privilegios recogidos en los fueros vizcaínos.
Por ello, el domingo 4 de abril del 1718 se reunieron los vecinos de Abando, barrio actual de Bilbao, para tratar este tema después de la misa, y acordaron levantarse. Registraron las casas de las autoridades de la zona, asaltaron las reservas de pólvora del Señorío e hicieron un llamamiento al resto de poblaciones vizcaínas colindantes para amotinarse.
Al día siguiente se les unieron más de 5.000 hombres armados procedentes de varias localidades cercanas. Redactaron un decreto en contra del traslado de las aduanas que obligaron a firmar a las autoridades, entre ellos el Diputado General, al que, tras hacerle firmar, asesinaron por conspirar contra la rebelión.
Siguieron los disturbios y revueltas populares los días siguientes hasta el 11 de abril cuando entró en la ciudad el ejército real con 3000 soldados para aplastar la rebelión. Se condenó a los participantes a penas de cárcel y a muerte por garrote, y se exhibieron muchas de sus cabezas en los pueblos de Bizkaia para amedrentar a la población.
Todo ello para que en 1722 la Hacienda Real se diera cuenta de que los ingresos eran menores tras este cambio, y se volvieran a trasladar al lugar que les correspondía, es decir, a Bilbao. Así es la historia.
Guerras Carlistas y Villa “Invicta”
Las Guerras Carlistas ya sabemos que han tenido un impacto a nivel nacional; sin embargo, en el País Vasco aún más. El conflicto carlista se extendió por toda a lo largo de todo el siglo XIX tras la muerte del rey Fernando VII, apodado “el deseado”, y no porque estuviese bueno este señor, ya sabemos. 😛
El País Vasco fue un gran escenario del conflicto debido al increíble apoyo carlista que se dio en nuestra región, puesto que Carlos planeaba restaurar los fueros vascos y navarros que Fernando VII había quitado, y así, casi todo el territorio rural vizcaíno y guipuzcoano se hizo carlista.
Bilbao permaneció liberal en todo momento, y fue sitiada hasta 3 veces durante las guerras carlistas, el 1835, en 1836 y en 1874; además de sufrir incontables bombardeos, especialmente en el último sitio de la villa, el más largo, durante el cual cayeron 6.474 balas que destruyeron múltiples edificios y mataron a más de 70 personas.
Sin embargo, Bilbao nunca cayó, y por eso se ganó el título de villa “Invicta”.
Guerra Civil
La guerra civil fue un periodo terrible y trágico para toda España, como ya sabemos. Dentro de Euskadi, dejando a un lado Gernika, Durango o Amorebieta-Etxano (lugares famosos debido a la magnitud de las atrocidades que los bombardeos realizados por la aviación alemana Cóndor ocasionaron), Bilbao fue sin duda una de las zonas más afectadas.
Hubo hasta 40 bombardeos en la villa durante la Guerra Civil, que fundamentalmente cayeron en las zonas del Casco Viejo, Abando, Deusto, Zorroza, la Universidad Comercial de Deusto y todos los puentes. Murió muchísima gente, pero las cifras no son fiables.
Lo que sí sabemos es que la destrucción fue tal en las zonas urbanas que, una vez tomada la ciudad, el ejército y las autoridades franquistas tuvieron que dedicar mucho tiempo y dinero a reconstruir multitud de edificios.
Esa es la razón por la que hoy en día hay mucho patrimonio anterior al siglo XX que no se ha conservado en la villa y razón suficiente par incluir este episodio en nuestra lista. Aunque sin duda hay muchas otras razones.
Inundaciones de 1983
La Ría del Nervión (para nosotros, los egocéntricos bilbaínos, la Ría de Bilbao) ha sido muy salvaje a lo largo de la historia y sus famosas crecidas tendían a anegar todos los terrenos colindantes, como las 7 calles, por ejemplo, actual Casco Viejo. En épocas más recientes este fenómeno dejó de ocurrir con tanta frecuencia, debido a que se empezaron a tomar medidas en el cauce para moldearla al antojo del momento. Pero aún así, hace unas décadas ocurrió.
Era 26 de agosto de 1983, plena semana de fiestas de Bilbao, de la Aste Nagusi (Semana Grande), y por ello, la villa estaba repleta de gente celebrando, bebiendo, bailando, y especialmente en la zona del Casco Viejo y del Paseo del Arenal. De repente se puso a llover, (algo nada inusual en esta ciudad como más de uno sabréis) pero la gente siguió de fiesta sin dar importancia a la lluvia. Sin embargo, siguió lloviendo, de forma constante y abundante, coincidiendo con la pleamar, y el nivel de la ría empezó a subir rápidamente hasta que se desbordó.
Fue una auténtica catástrofe, porque la mayor parte de las estructuras del Casco Viejo eran de madera, los daños fueron incalculables, el Rey Emérito vino a declarar Bilbao “Zona Catastrófica”. El nivel del agua subió unos 5 metros, y lo más dramático fue que había tanta gente en el Arenal y el Casco Viejo, y subió tan rápido el agua, que mucha gente no pudo salir, y más de 30 personas murieron en las inundaciones; mucha gente tuvo que ser hospitalizada y la ciudad quedó anegada durante meses.
Por ello, es un episodio trágico de la ciudad que ningún bilbaíno que lo haya vivido puede olvidar, y las marcas de la catástrofe pueden apreciarse en varios lugares del Casco Viejo.
Guggenheim y Ría 2000
Y por supuesto acabamos este artículo con el incomparable Museo Guggenheim, inaugurado en octubre de 1997, porque…
¿Cómo sería nuestra villa actualmente si este gigante de titanio nunca se hubiese construido?
Bilbao era una ciudad absolutamente industrial desde finales del siglo XIX, bastante gris y con toda es estética y el humo que caracterizaba a este tipo de ciudades en la época. A raíz del proceso de reconversión que empezó en los años 80 y terminó en el 91 con el cierre de la famosa fábrica Altos Hornos de Vizcaya, el ayuntamiento de Bilbao de entonces quería reformar y cambiar la ciudad. Por ello se pone en marcha el Proyecto Ría 2000, iniciado en 1992, con el que se pretende rehabilitar la zona de la ría y limpiar la misma.
En ese contexto se decide que se va a construir el impresionante Museo Guggenheim en Bilbao, compitiendo entonces con Barcelona. Ganó Bilbao como sabéis, (como no podía ser de otra forma 😊) y se construye en la antigua zona de astilleros, haciendo un homenaje a la misma incluso con su característica forma de buque.
Su construcción supuso un buen ingreso para las familias de todos aquellos trabajadores vizcaínos que participaron en las obras, una maravilla entonces teniendo en cuenta la terrible crisis que asolaba a la provincia tras el cierre de la industria.
Así se inauguró el museo en el 97, pero no sin escándalo y enfado entre la población, que apodaron al edificio el “Monstruo de Metal” o el “Museo de latas de espárragos”; y, sin embargo, ahora es el emblema de la ciudad y ha sido el motor del cambio de Bilbao del siglo XXI.