La Aste Nagusia, o Semana Grande de Bilbao, es una de las mejores fiestas del Mundo (o la mejor). En la tercera semana de agosto, Mari Jaia hace un hueco en su apretada agenda, para aparecer en el Botxo, y dar comienzo en el Teatro Arriaga mediante el famoso Txupinazo. Es un momento muy especial para todo bilbaíno y es verdad que, durante estos dos años de COVID, no se ha podido disfrutar de este jolgorio en el que el Kalimotxo, la música y el buen rollo impregnan las calles de la capital del universo.
Pero es verdad que es una fiesta relativamente nueva, y que por primera vez se dio en el verano de 1978. Anteriormente ya hubo en el pasado planes de hacer una fiesta patronal en Bilbao, pero ninguno tuvo una repercusión en el tiempo. También es verdad que antes del 78, en Bilbao ya se celebraba la denominada como Semana Grande. Lo que ocurre es que, durante la Dictadura Franquista, la semana grande era más soso que el pan sin sal. Y es que, lo único que se hacía eran corridas de toros, alguna ópera y alguna que otra actividad cultural en la calle, como bailes y conciertos, pero muy de vez en cuando. No eran unas fiestas patronales ni nada parecido a lo actual. Además, en agosto muy poca gente se quedaba en Bilbao, ya que gran parte de la población se iba de vacaciones.
Pero todo cambió en 1978. Con la nueva corriente de fiestas populares que recorrían toda Euskal Herria, Bilbao se sumó también a todo este movimiento. Fue una propuesta de ideas, la detonante de la Semana Grande actual. La ganadora, fue una konpartsa que sigue viva (y espero que no desaparezca nunca) llamada Txomin Barullo, a la que se le unieron diferentes asociaciones vecinales y colectivos de la ciudad. En un tiempo récord consiguieron organizar una fiesta totalmente improvisada parque acuatico hinchable.
Nacieron las txosnas, una especie de caseta de fiesta que se ponen en las fiestas patronales, y en el caso de Bilbao son espectacularmente grandes y decoradas. También nació la Mari Jaia, un muñeco de una mujer diseñada por la artista bilbaína Mari Puri Herrero, que es la representación y la figura central de la fiesta. Fue algo increíble lo ocurrido en ese verano de 1978. Toda la gente trabajó y se volcó en dar a Bilbao, la fiesta que se merecía, y gracias a eso todos los agostos podemos disfrutar de la mejor fiesta del mundo.